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Rol institucional: de pasteleros y pasteles

Macarena Letelier Velasco Directora Ejecutiva CAM Santiago

Por: Macarena Letelier Velasco | Publicado: Jueves 4 de noviembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Macarena Letelier Velasco

Hace algunos días, la Corte Suprema acogió un recurso de protección interpuesto por un grupo de personas víctimas de la violencia rural en la zona sur en contra del ministro del Interior y Seguridad Pública y otras autoridades, ordenándoles adoptar las medidas necesarias para su protección (rol 36.830-2021). Más allá de las consideraciones que contiene el fallo que revocó la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, nos debe alertar el llamado de auxilio que hacen particulares a otro poder del Estado, en este caso el Judicial, ante la falla de políticas públicas que deben ser diseñadas e implementadas, por orden de la Constitución y las leyes, por las autoridades competentes.

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Llegar al punto en que la ineficacia de las medidas adoptadas para resguardar la seguridad y el orden público es de tal evidencia que amerita ser reconocida en una sentencia que señala que "(...) un grupo considerable de la población continúa viéndose privada o al menos limitada de ejercer actividades sociales y económicas desarrolladas hasta ese entonces y, del mismo modo, de gozar de la ansiada integridad física y psíquica", nos muestra que algo no está bien.

Al mismo tiempo, vemos cómo se extralimitan en sus competencias parlamentarios que presentan proyectos de ley de iniciativa exclusiva del Ejecutivo, vulnerando la Constitución a vista y paciencia del país entero. En casos emblemáticos, como el del cuarto retiro previsional, la tramitación legislativa parece guiada por un ánimo electoral, por sobre el interés general, sin oír a los expertos en la materia, o mejor dicho haciendo oídos sordos a ellos, desconociendo así la opinión técnica -que aun siendo tal, es prácticamente unánime- acerca de las consecuencias de una política pública en particular.

La inestabilidad no llega por arte de magia, se va construyendo, luego se consolida y finalmente se hace cuesta arriba revertir. Ya decía Rousseau en su obra "El Contrato Social" que "la relación entre las partes alcanza su óptimo cuando la voluntad general domina completamente a las voluntades particulares (en su forma individual o de corporación), es decir, cuando cada parte cumple la función que le es propia. Luego agrega que "no se podría alterar ninguno de los tres términos sin romper al instante la proporción. Si el cuerpo soberano quiere gobernar, si el magistrado desea legislar o si los súbditos se niegan a obedecer, el desorden sucede al orden, y no obrando la fuerza y la voluntad de acuerdo, el Estado disuelto cae en el despotismo o en la anarquía''.

El llamado es a que cada persona, en este caso autoridad, se dedique a lo que está mandatada a hacer y bien: a no improvisar por cálculos personales, a escuchar a los especialistas con humildad y considerar las consecuencias que determinados actos o decisiones vayan a ocasionar a otros. No sea que la mezcla de ingredientes para el pastel, sin la preparación suficiente para cocinar, más que en una innovación y apuesta, termine en una intoxicación.

¡Pastelero a tus pasteles!

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